Pequeño hombre

Abrumadoras mañanas, en las que corren
como marujas en las rebajas, niños ven
un desden de sus últimos días, en el anden,
una mirada, unas palabras, unas chapas
y ella se sube al precipicio por unas horas.

Todo ocurre lentamente, de mañana,
no despertó el ánguel Lucifer,
pero sí lo hicieron sus cadenas,
que fuertemente te apresan, con sed,
con hira, de un nuevo planeta.

Hira, odio, venganza y muerte,
sueña mujer, sueña hombre,
con la salvación, con la vida,
que poco a poco alguien te la quita.

De pequeño quise ser poeta,
para poder decir lo que quiera,
mas no todo es tan fácil,
acabé sirviendo con un mandil,
a un Dios que ni si quiera,
sabe que existo, que vivo.

A años luz de la salvación,
de la vida eterna, de tí,
escribo estos versos,
desterrados versos, que son,
algo que poco a poco salió de mí.

En cada uno de ellos, algo entierro,
no sé muy bien el qué pero lo sé.

Canté junto a mis padres, mis hermanos,
mis amigos, mi familia, aquellos
que por mí decían que luchaban, donde están,
no les veo, ahora todo, todo está negro,
mi corazón late sin fuerza, mi vida es atrás.
Ahora pregunto que es lo que hice mal,
joven caballero de la blanca luna,
grito con poca fuerza, con la que me queda,
para que alguien me escuche, allá.

Camino sin tierra, tierra sin harar,
dama ausente, de corazón caliente,
que su amor hallé, hará un tiempo.
Ahora grito y amor por mi siente,
que sigo vivo, tu recuerdo