Hasta que caiga

Lo perdí, perdí el arte,
sí amigos el arte de escribir.
El amor me ha enseñado
una triste lección.

Aquellos grandes poemas
los compuse estando enamorado.
Ahora que mi alma es negra
tan solo escribo cosas bellas.

No me salen ya esas tristes letras,
en las que aullaba como un lobo
sin madre en la que amamantarse.
Contento y feliz me siento.

Ya no lloro por nadie, por mí menos,
pues mis errores los puedo remediar,
pero no los de los demás.
Difícil juego de locos el amar.

Hago balance, y por mucho que quiera,
no puedo a atrás regresar,
inútil sería arrepentirme del presente
siendo un alma feliz y latente.

Bien, cierto es que amor físico no tengo,
pero y qué hay del amor de mis seres queridos.
Sé que mis poesías ahora son más alegres,
cada punto y aparte se respira sin serpientes.

Bonita es la poesía trágica, los versos malditos,
pero para qué. Un ánima libre ser prefiero.
Renuncio de cadenas inexistentes que nos atrapan.
Yo no vuelvo a caer en la misma trampa. Hasta que caiga.